miércoles, 28 de marzo de 2018

El silencio

Y volvieron las voces calladas del silencio a reacomodar sus sillas en mi cabeza.

-Qué falta les hacía-susurran entre tristes risas

Me les burlo desentonada y les permito que se queden un rato conmigo, un rato sin tiempo.

Sus voces cargadas de nada sopesan las verdades más  buscadas por los filósofos y las leyes más codiciadas por los físicos.

Les espeto que me miren a los ojos, pero ellas sólo pueden hablarme al alma. Siguen jugando con  las carencias... con el vacío... con la nada.

Ayer que no las tenía conmigo, de repleta manía jugaba con todo como una tirana, ahora que las llevo conmigo sólo quiero ser un méndigo que se conforma con poco recibiendo nada.

No hagan sonar sus sillas cuando se marchen, yo quiero pensar que siguen ahí cuando ya no estén. Yo quiero tener algo de nada, para valer a cada momento lo mucho que ha pasado desvalorado por la caja de mi apreciación...Yo quiero refugiarme en el silencio, cada que  se vuelva contra mí el ruido de las máquinas y el clamor de los cuerpos.

Yo quiero que se queden aquí, pero ya vuelven a estar lejos de mí.

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